martes, 30 de noviembre de 2010

Aleatorio, subterráneo


Todo empezó Benimaclet en el tercer cubata correspondencia 
cuando aparecieron amb la línea tres las ganas de asfixiarme 
ese chico latino entre tus nalgas me mira raro.
That’s life con el mar vivir a veces traspira el colchón 
se descubre el vivir de mi alma esta noche si no vienes 
cien mil arrebatos me suicido 
intransigente desbocado remordido. 

***
La mayoría encuentra la belleza en el orden, en la armonía…
otros, como Kandinsky, prefieren la abstracción.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Día del Señor

“¡Hola, soy África! Quizás escuchando algún acústico o seguramente tomando alguna cerveza que se prolongará más de lo debido (risas), el caso es que en estos momentos no estoy en casa.  Deja tu mensaje después de oír la señal. ¡Gracias!”


***
De los labios del gran Ismael Serrano:
“Bueno, pues  nada, si tienes frío y tiempo… me llamas”

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Homo viene de mono


Aquellos trajeados hombres, 
los que aireaban su (des)interés por la galería,
portaban azules corbatas que,
a modo de mortíferos reptiles,
pareciesen escupir bazofias intelectuales.

Aquellos trajeados hombres
meaban con la puerta abierta,
se sacudían el pene
y dejaban la tapadera sin bajar,
exactamente como todos los demás.


***
- Imagen:
Exposición Rusia Sagrada. Iconos del Museo Rublev de Moscú,   
acogida en el Centro Cultural Bancaja de Valencia.

martes, 23 de noviembre de 2010


La magnitud abrumadora de aquel pasillo era tal que ridiculizaba cualquier otro intento de describir la soledad. Cada puerta una cola, cada cola un puñado de consecuencias previas desayunadas con cafés a destiempo. Me contaba cómo tejía las horas muertas intentando imaginar las consecuencias de todas aquellas maletas cargadas de souvenirs, de recuerdos los más afortunados…  si, como ella, sopesaban el valor de la cebada en buena compañía, o simplemente lo harían por el placer de clavar una chincheta más para mostrar a sus sedentarios amigos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Subway


Montarme en el metro de tus pestañas, mirar al vacío, a la nada, mirar hacia dentro, muy dentro, tan profundo que duela, que desgarre, que arañe la comisura de mi cintura. Perderme en el abismo de tus manos, de tus dedos, rozarte, que me roces, seguir arañando, codiciando, más ambición, aún más, y fuera yo, y fuera tu camiseta abotonada…¡Mierda!

Te bajas en la siguiente parada.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Poema cursi


quiero un trampolín saltar sin pensarlo tirarme de cabeza aunque nunca se me dio demasiado bien nadar nadar el agua contigo no sé estas cosas del verano volverse cursi escribir un poema pensando en cualquier cosa inútil dejarse llevar por los modernos perder el miedo a sentirse dentro de un cubo sucio si lo piensas somos madera podrida llena de termitas creo que así no llegaremos a ninguna parte ¿es que hay que llegar a algún sitio? no sé hablar más de 30 minutos sin que nos cobren si te viera no tendría que intuirte a través de las ondas sí tengo ganas de verano y biquinis piscinas el césped de quitarme el chubasquero no sentir frío dejarme sentir todas las cosas que no existiesen las ciudades ni los límites geográficos así no tendría que calcular la distancia kilométrica que me separa de las personas a las que echo de menos que me aisla de las personas a las que veo todos los días al borde de la cocina de mis pestañas se me cayó aquella pestaña a esa cerveza y un destelló pensé en el amor en comprarme ropa nueva y ver mucho cine en pasarme sola el resto de horas cuando acabe todo esto me parecerá mentira tú dejarás de existir el día menos pensado un día no me llamarás yo me habré olvidado de que tenías que llamarme imagino un camino verde Irlanda Islandia cualquier parte que no sea esta ciudad Andalucía el calor ya me he hecho a dormir en cualquier sitio reponerme a lo que sea no quiero una superwoman si tuviera que pedir un deseo volver a casa una casa que sea casa Madrid las calles cines Golem plaza de España línea 1 estrenar paredes no sé qué es volver quise que tú pero no es cosa tuya es que tengo ganas de cortarme el pelo que llegue el otoño comprarme unos tacones y escribir un poema cursi lo más cursi tan cursi que le dé asco al café perder la cabeza enamorarme cualquier cosa comprarme un barco escribir un poema cursi ser capaz de sentir algo abrazar algo lo que sea una cucaracha perder perder los papeles las formas beber mucho follar mucho fumar mucho reír reír mucho eso y el poema cursi casi rosa pero azul o azul grisáceo meterme mano por debajo del vestido que sea sucio lo que tenga que contarte no vibra el móvil no se puede estar escapando siempre de todo de dónde sale la paciencia esta paciencia que cansa a mí que soy impulsiva que cojo autobuses trenes que escribo que bebo café que echo de menos si te quiero te lo digo no sé el verano el calor todas las horas muertas que se me atragantan y el poema cursi que no es cursi que querría volver a ser cursi por un tiempo.

***
- Texto original de Ana Castro http://autoviadelsur.blogspot.com/
- Escritura automática, razones suficientes para elegirla como entrada. 


domingo, 7 de noviembre de 2010

Overtime

 Fumarnos desesperadamente cada milímetro de esta indescifrable noche...  
 sin control bebernos sombrías calles al tiempo en que una descarada luna nos  muestra las bragas. Onomatopeyas que me desvelan percatándome de lo utópico que resultaría buscar un pósit o una señal entre la mugre que desprende mi cuarto. 
"Piensa, ¿qué era lo que anoche tenía que olvidar?"


martes, 2 de noviembre de 2010

Sobremesa


Dulce adicción
de dos cucharadas y media,
no más.

Atraviesas mi garganta
devastando a conciencia
los cortafuegos de mi cuerpo.

Sobra la ropa,
induces al desnudo.
Sobra la gente.

Solos tú y yo
divisando gigantes de cuatro aspas
en pardas lomas castellanas.

Tu soluble elixir aún en mi paladar
cuando ya tengo ganas de más. 

***
- Fotografía: Una vez más, Bresson.

Soliloquio


Háblame…
 cuando me conozcas tanto que sepas qué canción me hace sentir bien (y en cuál “dispararía al pianista”). Cuando no te canses de mis indomables ganas de cambiar este disparatado y descabellado mundo, de mis domingos, y de cómo me suelo fumar las resacas cada mañana.

Háblame…
cuando te ahorres los reproches y la censura, cuando a conciencia te saltes los semáforos mientras te pierdes por mis defectos. Cuando comprendas que lo que la gente suele dejar en el tintero yo lo grito sin palabras.

Háblame…
cuando seas capaz de desnudarme sin quitarme la ropa, de ofrecerme irrechazables invitaciones al engaño, cuando seas capaz de libertarte, de liberarme.

 Pero, sobretodo, cuando te cerciores de que conmigo no existen los
“y-ahora-qué”… 
                                háblame. 
***
Fotografía: Bresson  y sus instantes decisivos.