miércoles, 27 de abril de 2011

 Prometí una y otra vez no volver a los despojos de esta ciudad,
pero las superficies de tus órganos recuerdan que la soledad
es un tiempo hermético donde no me pienso instalar.
Querida, deseada, propiciada, inculcada a traición,
en mi interior, abrazándome, penetrándome,
con una respiración entrecortada,
como sangre que se derrama,
la soledad a la que estafamos,
a la que aburrimos tremendamente
con la densidad de nuestra literatura,
la misma que se siente sucia y reprimida
cuando le arrebatamos las bragas.

sábado, 16 de abril de 2011

Matices.


Me saldré un poco, bastante, de la línea a la que estaba acostumbrada a escribir. Quiero hablar, expresar mi opinión de la forma más neutral y sencilla. Aunque, sí, soy la primera en saber que el ser humano camina de la mano de la subjetividad. Todos interactuamos con alguna intención, negociamos, avanzamos buscando bienestar y calidad de vida.  El problema surge cuando partimos como base desde el desconocimiento, la causa (a mi parecer), de la mayoría de los conflictos actuales.
Estos días he estado observando cómo un colectivo de jóvenes a nivel nacional, en el que me incluyo, ha ido expresando sus opiniones, más o menos certeras y sensatas, ante uno de los acontecimientos más importantes de este país, la proclamación de la II República española.
Las redes sociales se convirtieron en las gradas del Senado. Poco o nada se diferenciaban los comentarios que muchos jóvenes firmaban, de las numerosas sandeces a las que, últimamente, nos tienen acostumbrados la clase política española, sin distinción partidaria.
Un auténtico muestrario de “Viva España, le pese a quien le pese” frente a “Viva la República. Abajo la monarquía”. Todo ello acompañado, no podía ser de otra manera, de la abrumadora emersión de banderas que demuestran una vez más la división a la hora de posicionarnos.
¿Mi posición? Hace cosa de un mes subía a una de las redes sociales donde participo activamente una imagen. Varios rostros de mujeres ancianas mostraban las huellas del saber, propias de aquellas personas que han vivido mucho, todo ello acompañado por un fondo tricolor: rojo, amarillo y morado.  Esta imagen acompañaba a un artículo escrito por Raquel Quílez, periodista del diario El Mundo.
Si hubiera partido desde ese desconocimiento  que hoy critico y no hubiera leído el artículo, me hubiera quedado asombrada. “¿Qué hace la bandera republicana en El Mundo?” (Seguro que más de uno lo pensó). No estaba ante una bandera anticonstitucional. Estaba ante una reivindicación de la memoria, la  de varias mujeres que defendían un ideal que hace ochenta años nos hacía libres, una República que promulgó una Constitución consensuada, que promulgó un estado laico, entre otras grandes reformas, una República con una bandera cuyo color morado se tiznó a rojo con la sangre de nuestros antepasados y a través de un golpe de Estado que condujo a la mayoría de los españoles a un largo período de represión y miserias. 
Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero sí que quería rememorar, al igual que  la periodista del artículo “Memoria histórica en femenino”, este hecho, ya que me avergüenza hasta qué punto somos desconocedores de nuestro pasado más próximo.
Defiendo la libertad de expresión, es el ejercicio que estoy haciendo. Pero reconozco lo peligrosa y arriesgada que puede llegar a resultar en manos de cualquier “erudito”, pues escupirá sus ideales sin posibilidad de consenso y pisoteará los demás discursos.
No, la realidad no es de un color u otro. Los matices son los que nos hace grandes, a nosotros como personas, y a la complejidad del mundo en el que vivimos como nuestro hogar.  Tenemos un legado, el de seguir mezclando colores en la paleta. 

***
· Todo el mundo que quiera puede comentar esta publicación, este blog es público. 
Desde el respeto, estaría encantada de conocer otras opiniones.
· Dejo el enlace del artículo al que me refería: 
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/23/ocio/1298477869.html?a=0699c70a0f8906bb572d85f0e8615b5c&t=1298553085&numero

martes, 12 de abril de 2011










Donde cruza la frontera 
entre tu lengua y mi razón, 
escupo una escueta crítica
al tiempo apuñalado
en el calor de mis venas.
Me mudé al barrio
de la insensatez
donde todas las noches
un grupo de putas
dan lecciones de moral.
El mundo sigue la estela
del  atardecer que desemboca
en la autovía de la mentira y la ficción.
A marchas forzadas
inventé mi propio imaginario individual
alegando la locura transitiva
que sufrían los postestructuralistas.
No mata la vida,
son las palabras que
perforan nuestra mente
en conspiración con
las cuerdas vocales
las que nos pierden
en el abismo del
sinsentido.

sábado, 9 de abril de 2011

Habilidades cognitivas.

 
Defectuosa mente retorcida
busca cobijo fuera de
la materialidad: pienso,
luego existo.
Aliñada con antiséptico destilado,
trata de correrse a expensas
de la picadura mortífera
de unos chicos que
entonan sus gargantas
en honor a una nación,
quebrada ésta por la
bazofia  corruptiva
de aquellos que visten
de traje.

Laura P.

"Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás, 
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar", 
nos decía el señor A. Machado.

martes, 5 de abril de 2011

Cortina descorrida.


Quizás algún día,
y digo quizás,
encuentre la inspiración
fuera del polvo del litoral
que anega mi cuarto,
ese que escupe ausencia
y todo lo quiebra
 mientras que un anuario
reivindica amnistía al tiempo.