El calor efímero de una cerilla prendiendo un cigarro,
la vida misma,
la espiga del pentagrama de la rutina,
los acordes del jazz que se prostituye
y hace esquina.
El caos reinante en los despachos,
la democracia ultrajada,
sembrando semillas
y porvenir por las plazas.
Un examen,
una vanguardia,
un laboratorio experimental de montajes musicológicos
y tratamientos pictóricos del lenguaje.
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