jueves, 13 de enero de 2011

Nocturnidad y alevosía




El reloj de tu móvil marca las cuatro y treinta y nueve de la madrugada. Previamente, una gota de sudor a modo de premonición resbala por tu frente desvelándote en esta nocturnidad sosegada.  Como animal en celo que no deja de aparearse, inicias una descarrilada y automática escritura al tiempo que maldices a la telefonista que te convenció de las ventajas de pasarte al mundo táctil. No sabes muy bien que buscas al hacerlo, si es una especie de terapia para evitar toparte con tus desequilibrados pensamientos postrados ante un espejo, o más bien se trata de una provocación a cuanto tío pasó por tu estrecha cama. No paras de defraudarte a ti misma, poniéndote tiritas sin echar agua oxigenada. “Te lo dije”, de ir enseñando tus encantos, te acabarías resfriando. Aún así, permaneces reacia a aceptar el final del cuento. Caperucita, cuando conquistes al lobo, me avisas.

***
 - Tengo una 9mm entre las manos. Cuando piense el final del cuento, la disparo.

2 comentarios: