viernes, 16 de noviembre de 2012

3:02



“ Si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca”.  Carilda Oliver.



Madrid se hiela y me pilla desprevenida,
 con mi peor ropa interior.
Cómo te cuento de mis noches,
del humo y de las rimas esnifadas…
que te olvido con el despertador y
que tengo prisa  por enamorarme
un par de veces al día para
llegar derrotada a la cama y
decirte
“tú ganas”

Por si te da por aparecer,
estaré  en el culo del vaso del ron más barato,
en el colchón de cualquier cuerpo sin esperanzas,
en el primer metro que regrese al alba.

No prometo la manzana pero,
ven.
Me sobraron besos
que olvidé darte.

miércoles, 10 de octubre de 2012


<< De mil cosas rotas hago un puzzle nuevo en mi cabeza…>> 

Buenas noches Rose.


Deambulamos por las calles empedradas,
cuelgas un trozo de vidrio en mi cuello, lo haces arte,
inventas paredes cimentadas de utopías. 
Del mismo modo que el camino a su fin
chasqueamos nuestros dedos aferrándonos a 
un puñado de hojas de otoño 
que se vertebran 
al compás de nuestros huesos.

¿Cuántas gotas tiene un océano?

domingo, 23 de septiembre de 2012

Imagen: Brassai

Irreversible, la carne cruda. 
Los labios mordisqueados por el placer de la sangre que todo lo empapa.
Todas las noches desnuda, sin tregua, la luna.
Un blues de color azul, 
pitillo y balcón. 

miércoles, 15 de agosto de 2012




Supongo que, al igual que la miopía, debía tratarse.
Si no, volverían las prolongaciones de manos, huesos y alma. 
El baúl de los desastres, 
mi norte, quizás tu sur.
Tocaría reinventarme cada mañana,  
de nuevo sombra y  nieve en el quicio. 
Otra vez partir el bloque en dos, 
echar a suertes héroes  y villanos 
junto a unos vinilos y cintas de cassette. 
Todo para acabar encomendada a un sol que deslumbra y
muestra la ridiculez abrumadora de todo lo que no existe. 


viernes, 6 de julio de 2012








Café a modo de bourbon esparciéndose
por la garganta, pura metralla. 
Lo más insólito y retorcido,
la mierda no exenta de la religión.
Todos dioses, todos profetas,
todos tirando de la cadena. 

sábado, 9 de junio de 2012


Volveré a mentir, a caer en la trampa que minutos antes yo misma coloqué, 
volveré a pintarme los labios rojos, a tantear precipicios de madrugada, 
elevarme del suelo a destiempo, descompasada, 
perder la noción, mi risa, tu boca.
De la nada sacaré el remedio para vendar cicatrices, 
para adulterar primeras apariencias y 
vomitar encima de ellas.  
Un ictus cerebral como morada, 
encasillada, atada a la fatalidad. 
Vaciar armarios volviendo a dejar una vida. 
El café que se enfría mientras me dices que
las sábanas son el espejo del alma.  
Desconecto el teléfono,
hago la cama. 

viernes, 1 de junio de 2012


Mudar la piel dejando intactos los huesos y las entrañas.
Lo venidero tendrá que fraguar huecos en mis poros.
Olor a azahar, sabor a sur. 

*
Recuerdos que tatúan.

domingo, 20 de mayo de 2012




La vida mata,
los trenes se pierden.
Lo que me mantiene viva,
lo que da sentido
a los abismos desprevenidos,
son los enigmas a resolver. 

miércoles, 9 de mayo de 2012


[...ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe...]
A.     Pizarnik

Dando una vuelta pensé en las pocas opciones con las que realmente contaba. Debería volver al lugar de donde no debí salir nunca, donde cada noche yo misma redimía los pecados acumulados del día anterior.  Las sombras devuelven el vacío de haber entregado las manos, dejando nuevamente ciega el alma. Mi cuerpo, mudo, ya no cree en los acordes. La confianza es un vestido al que le es imposible arreglar los bajos. Quizás sea la lobotomía la única salida posible. 

jueves, 3 de mayo de 2012


Dicen que a veces no entienden lo que digo,
y yo que probarlo todo no fue suficiente.
Que quieren taladrar mi cabeza, o algo así,
que soy una marioneta rota y eso les pone.
Los huesos una vez más desquebrajados
y como imanes.

Todo tiende al caos,
un pulso entre los destellos del camino y mis cimientos.

sábado, 28 de abril de 2012

Dogmático


Escribiendo con la luz apagada, pura droga a descaro, un cuerpo desnudo que sangra sin heridas, la cabeza que rehuye de los vaivenes del quiero y no puedo, que desgarra los candados que tiranizan la libertad, la misma que pierde el sentido antes del disparo del despertador, de un único amanecer cada día. La insolencia de los que eluden el placer, el triunfo de los desvergonzados. Carne y cerveza, mente y tabaco.

viernes, 6 de abril de 2012


Dejadme a mí con mis guerras, ser la protagonista del edén exótico prometido, rezar a la banalización de lo más salvaje, el culto del erotismo nacido de una leve sonrisa, del gesto más casual encontrado a la vuelta de cualquier esquina. Dejadme que golpee teclas o aniquile lápices hasta saciarme de esta sed, la vehemencia de los que viven sin atender a los protocolos o dictámenes de los relojes de terceros, que devuelven a las piernas la reivindicación de la individualización de sus pasos. Dejadme, en definitiva, dibujar charcos en verano. 

miércoles, 28 de marzo de 2012

Exilio.



Miedo a romper este cuento sin variantes, a encontrarte por los bares y no tener valor de acercarme a molestar. Miedo, miedo a convertirme en un ser despreciable, a la oscuridad, a la verdad. Fuego y ceniza, la realidad por la que voy andando. Me frustra quedarme sentada, o caminar sin más. La cama que tararea una y otra vez la misma canción, que silba la ausencia.  Volver a hacer y deshacer maletas, saber dónde vas, sentir lo que dejas. Invierno cálido, primavera helada. 

jueves, 22 de marzo de 2012

La notte.



Creo que podrían retorcerme las entrañas y no acabar enamorada. El gusto de la cerveza en mi paladar está siendo más placentero, o al menos, desfigura las taras y monstruos que aparecen cuando te echo de menos. Me arrojaría a los brazos de cualquier bicho viviente que supiera susurrarme al oído algo que no haya escuchado ya, alguien con el que los catorce de febrero fueran un exilio en el que refugiarme cuando a mí me diera la gana, y no acabar calada y sin paraguas en mitad de tu nada. Pero soy extraña, rara. Por la noche  me suenan las tripas, y suelo soñar con jardines en las arenas del desierto. 

lunes, 12 de marzo de 2012



Un blues cosido  para mí, hecho de retales encontrados en los callejones que suelo frecuentar a altas horas de la madrugada, cuando trazo líneas oblicuas que me despistan antes de tropezar con los fríos muelles de mi cama. De repente, las puntadas del sol en el entresijo de mi ventana, poco antes de santiguarme y evitar el “haz conmigo lo que quieras”.  Lo cierto es que, con el paso de los días, me está saliendo un vestido al más estilo “Desigual”. 
                                                               ***

domingo, 4 de marzo de 2012


La ciudad es mía, o esas son las pretensiones. Tirar de la cisterna tras haber arrojado dos cajas de ibuprofeno y otras tantas de ansiolíticos por el retrete. El remolino que golpea cada kilómetro a la espalda, todas las almohadas  marcadas con restos de rímel y pintalabios, las mañanas de resaca, el puñado de noches escuchando rock mal sintonizado, el mejor antídoto, la antibiblia para la rutina del asfalto. Heroína a descaro bajo la luna. Los mensajes a deshoras que escupen las verdades que el sol sonroja. Desinhibirme, ser yo misma con quien sea, con quien quiera. Recordar mi puño estrellado contra la pared, escupir, reírme de mi misma, de ti, de la crisis, de las colas del INEM,  de todos y de todo. Empezar después de un punto final.

jueves, 16 de febrero de 2012


Cosimos una muralla para protegernos el uno del otro, resultando ser lo más contraproducente que jamás se haya hecho. El enemigo estaba en casa, nosotros mismos. Un corazón empapado en ron comenzaba a plantear la posibilidad de un armisticio. El humo que no se disipaba, y yo sin atreverme a pedirte que cruzaras esa maldita acera que separaba mi invierno de tu primavera. Cuélate dentro, sé mi vitamina, una pequeña parte de mi equipaje. Tu cama o la mía, la excusa perfecta de mis buenos días.
***

Escribir con la mente en primavera, el mejor jarabe para una tos que parece no tener fin en este gélido invierno.


domingo, 22 de enero de 2012

Reset.


Bailes de tijeras en mi cabeza, liberando peso, pies descalzos encima de la mesa.
Las tripas que ríen y cantan al compás de la batuta de mis labios.
Más ganas de vivir que de escribir. Indulgencia.
Otro concepto de comerme el mundo en cada atardecer. 

viernes, 6 de enero de 2012

Cogí la escoba para barrer yo misma las hojas de otoño, buscaba un invierno anticipado. Pero no fue mejor. Quise apresurarme, como siempre, buscar otro callejón que no albergara mucha nieve. Topé con mi propio génesis que hablaba de kilómetros a la espalda, de caos, de aquel destino que no me alcanzaría y que acabó arroyándome.  Las llaves que no encuentro, las ilusiones mareadas vomitando en cada curva, quién hizo el asfalto y para quién, los libros condenados a sentencia de muerte tras un punto y final, ¿quién quiere desempolvar un libro sin metáfora? “Una mente cerrada actúa desde lo conocido. No inaugura. No descubre situaciones sorprendentes”.