viernes, 25 de febrero de 2011

Exclusividad.



Chillar, gritar, desesperarse, golpear fuertemente con el puño la pared, sangrar, maldecirle, compadecerte. Excitarse al tantear un autobús de sexo,” porque somos eso bonita, polvo y humo, el amor es para los débiles”. Perderlo, no encontrarte. Quemar una muralla de recuerdos previamente agrietada por un puñado de senos, labios rojos y lacas de uñas, mandarlo todo a la mierda en un segundo. Ser explícita cuando me la gana, y cuando no también.  Reivindicar el derecho a sentirme más que dos piernas y un tanga, a dudar, derecho a estar mal, sentirme bien, a que me hagan bien. Bajar de un carro que no es el mío. Volver a tu mundo, al mío, a la irrebatible realidad.  Encabronarme y escribir mil sandeces, que los impulsos siempre están bien mientras alguien deshaga  tu maleta.  Rendirse ante causas perdidas, potencial y aparentemente con ganas de cambiar, pero muertas desde un principio.  (Des)cansar de una vez. Cerrar los ojos y de una forma u otra, quedarme aquí.

***
·        ·  Lo confieso, siempre me agradó ver a Benedetti abocado necesariamente en su estrategia.

martes, 22 de febrero de 2011

Log2 N



Imposible declararle la guerra a las reventadas y sombrías farolas de tu ciudad. Seguramente no lo sabrás, pero allí, en ese momento, cobijada detrás de aquella esquina, me encantaba recrearme con tu forma de andar. Y volver a volar, así, tan de repente, mudar sábanas sudadas mientras un amago de sonrisa te golpea en la entrepierna. Y tan tremendamente tontos, tú y yo, cómo duele (ya ves si duele), esa vehemencia, ese grado de exaltación, lo difícil que resulta todo, rendirme ante tus argumentos, el humo de unos pitillos que nos contaminan aún más. No querer nada y quererlo todo, sacar del bolsillo un puñado de polvo y esparcirlo creando un abismo entre los muelles de tu cama y la mía, para ser finalmente correspondida por una mirada que no se pierde en el tiempo…  

*** 
- Ni la comunicación escapa de fórmulas matemáticas fundamentadas, no podría ser de otra manera, en campos de incertidumbre.

lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz día de los enamorados.



Revuelves y descompones sonrisas perfectas,
desatas cabos, mareas, haces vomitar.
Como agua entre las manos, te vas,
como a la urgencia la sirena,
te esfumas, no estás.  
***
· Mis endorfinas se agitan en un mundo de excentricidades. 

viernes, 11 de febrero de 2011

Buscando la distancia adecuada.


Literalmente, dando bandazos en el estrecho e interminable pasillo que expira en mi dormitorio, procurando hacer ruido nulo con mis prominentes y sensuales tacones (así me los vendió aquella dependienta que obvió claramente lo mortíferos que podrían llegar a resultar), transitando entre estas cuatro paredes, hago balance de la gran semejanza compartida entre los términos causalidad y casualidad. Abocada, entregada irremediablemente al absurdo, tanteo precipicios con las yemas de mis dedos. Levitando sobre este caduco mundo de cristal caigo en la cuenta de cómo me indigna todo este estúpido entramado. Sabes cómo funciono, lo de que lo mío son los silencios cargados de palabras, y no las palabras portadoras de silencios. Y sí, entiendo que te enfurezcas esperándome cuándo pongo de pretexto que perdí el penúltimo metro, pero no imaginas  lo mucho que engancha el último libro que estoy leyendo.  Pero no, no va conmigo lo de vender simulacros.  Aquella caja de acuarelas que compré aún está cerrada. Cuándo decidas que te coloree la vida, me llamas. 

***
- Un cartel enfrente de mi cama sentencia esta madrugada: 
“Hay tantas realidades como maneras de vivirlas”.