viernes, 11 de febrero de 2011

Buscando la distancia adecuada.


Literalmente, dando bandazos en el estrecho e interminable pasillo que expira en mi dormitorio, procurando hacer ruido nulo con mis prominentes y sensuales tacones (así me los vendió aquella dependienta que obvió claramente lo mortíferos que podrían llegar a resultar), transitando entre estas cuatro paredes, hago balance de la gran semejanza compartida entre los términos causalidad y casualidad. Abocada, entregada irremediablemente al absurdo, tanteo precipicios con las yemas de mis dedos. Levitando sobre este caduco mundo de cristal caigo en la cuenta de cómo me indigna todo este estúpido entramado. Sabes cómo funciono, lo de que lo mío son los silencios cargados de palabras, y no las palabras portadoras de silencios. Y sí, entiendo que te enfurezcas esperándome cuándo pongo de pretexto que perdí el penúltimo metro, pero no imaginas  lo mucho que engancha el último libro que estoy leyendo.  Pero no, no va conmigo lo de vender simulacros.  Aquella caja de acuarelas que compré aún está cerrada. Cuándo decidas que te coloree la vida, me llamas. 

***
- Un cartel enfrente de mi cama sentencia esta madrugada: 
“Hay tantas realidades como maneras de vivirlas”.

2 comentarios:

  1. Llevaba días entrando a tu blog, sin encontrar nada escrito. Ya ves, te aumento las visitas y me voy de manos vacías, pero me da igual.
    Busco tu nombre en google: Laura Polo. Curioso. Y entro y busco algo nuevo.

    Hoy lo he encontrado. Tu forma de escribir me cautiva, me encanta. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con la lectura de un blog. Espero seguir encontrando entradas nuevas, porque seguiré visitando cada día este blog, aumentando las visitas, y eso.

    Un saludo.

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  2. Bueno, ¿y que se siento al matar a un gatito?

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