viernes, 6 de enero de 2012

Cogí la escoba para barrer yo misma las hojas de otoño, buscaba un invierno anticipado. Pero no fue mejor. Quise apresurarme, como siempre, buscar otro callejón que no albergara mucha nieve. Topé con mi propio génesis que hablaba de kilómetros a la espalda, de caos, de aquel destino que no me alcanzaría y que acabó arroyándome.  Las llaves que no encuentro, las ilusiones mareadas vomitando en cada curva, quién hizo el asfalto y para quién, los libros condenados a sentencia de muerte tras un punto y final, ¿quién quiere desempolvar un libro sin metáfora? “Una mente cerrada actúa desde lo conocido. No inaugura. No descubre situaciones sorprendentes”. 

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