martes, 23 de noviembre de 2010


La magnitud abrumadora de aquel pasillo era tal que ridiculizaba cualquier otro intento de describir la soledad. Cada puerta una cola, cada cola un puñado de consecuencias previas desayunadas con cafés a destiempo. Me contaba cómo tejía las horas muertas intentando imaginar las consecuencias de todas aquellas maletas cargadas de souvenirs, de recuerdos los más afortunados…  si, como ella, sopesaban el valor de la cebada en buena compañía, o simplemente lo harían por el placer de clavar una chincheta más para mostrar a sus sedentarios amigos.

2 comentarios:

  1. Cuanto valor el de la cebada en buena compañía...

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  2. Ahí te dejo un visión más optimista de los aeropuertos http://www.youtube.com/watch?v=FkjDxUc9QL0

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