miércoles, 4 de mayo de 2011


 "Comprendo que la probable felicidad 
ofende a muchos. Pero el caso es que
yo soy feliz por dentro. Tengo una 
conciencia tranquila y una
inteligencia intranquila"
 Pablo Neruda.


Al otro lado del charco el “premio Nobel de la paz” exhibe su trofeo a una muchedumbre (des)civilizada. La alegría de muchos da paso al desconcierto de otros. Las vidas no dejan de serlo por pertenecer a un frente o a otro, pero sí varía su rentabilidad.  ¡Especulemos señores! Lo hacemos con las vidas, ¿no lo vamos a hacer con los bienes sociales? Hemos llegado a un punto en el que el ser humano ha dejado de ser humano. Los políticos nos están robando, los medios de comunicación  tergiversan la realidad con trueques fotográficos, tras ellos, el capital empresarial, nuestros nuevos gobernantes sin voto. Y a nosotros lo único que nos preocupa es el fútbol. Supongo que aún perduran los últimos coletazos del férreo adiestramiento social del generalísimo.  

No ve el que no quiere.

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