domingo, 19 de septiembre de 2010

Herejía levantina


   Podría escribir sobre la dificultad de concebir el sueño en camas nuevas y ajenas,  sobre los días de verano con sus segundos fraccionados en infinitos pedazos, podría hacerlo también acerca del chute de incertidumbre e independencia que me ofrece Valencia, o de los amigos, confidencias y risas entre cervezas que atrás dejas. Y cuánto tiempo podría perder hablándote de mi forma de entregarme "en cuerpo y alma", de cuando juego al despiste y creo que los demás también observan y comprenden con mis anteojos, o de esta tonta necesidad que me pierde, sí, aquello de ir siempre a más.

    Bien, ahora cierra los ojos, imagina un diminuto recipiente con tinta de un sólo color en su interior esperando ansiadamente que una pluma revestida de frágil sutileza mezcle en él colores aún por inventar. De verdad que es bestial cuando el estilo te empapa de energía y vitalidad, pero qué pena e impotencia cuando tintas de turbia honestidad y sinceridad entran en un tintero de cristal. ¿Qué podríamos esperar de tal revuelo? Supongo que es mi forma de explicarte mi particular y actual herejía en el tintero...

1 comentario:

  1. << En este instante el mundo es apenas
    un vitral confuso
    los colores se invaden unos a otros
    y las fronteras entre cosa y cosa
    entre tierra y cielo
    entre árbol y pájaro
    están deshilachadas e indecisas...>>

    "Hombre que mira sin sus anteojos"
    Mario Benedetti.

    ResponderEliminar