domingo, 10 de octubre de 2010

Simbiosis

Me has conocido en el momento más extraño de mi vida, o la extraña soy yo, tal vez.  Justo ahora me dio por tergiversar la realidad. Es la forma más insólita y original que tengo para evadirme de mediocres funciones protagonizadas por títeres, estos, a su vez, entregados dócilmente a las manos corruptas y déspotas que los encauzan. 

Hablo, concretamente, de los ya muy citados “mass media”. Masa, audiencia, sociedad, muchas personas, pocas mentes.  No pretendo ser inoportuna pero, ¿cuál decías que era el principal cometido de estos? Quizás todo este tiempo haya vivido en un error, pero estaba convencida de que la fórmula dictaba así: formar, informar y entretener. Vuelve a perdonar mi insolencia o torpeza, pero si aplico tal formulación solo hallo des-información. 

Digamos  que se trata de una pérdida de interés por mostrar la realidad. Supongo que será así cómo funcionan las cosas ahora, que todo se reduce a una mera estrategia de invisibilidad.  Sin darme cuenta creo que he llegado a la palabra clave, estrategia. Pero, ¿suena a mercado, no? Entonces podríamos dejar de hablar de noticias como productos culturales destinados a la información de la sociedad, para pasar a hablar directamente de mercancías insertadas de lleno en el círculo vicioso de la rentabilidad económica. 

He llegado a la conclusión de que todo se reduce a un espectáculo mediático, donde la credibilidad, la base y el sustento (o al menos debería), de cualquier información se deja derrocar sin intransigencia alguna por papiros de colores, que, al parecer, son trascendentales para formar parte de esta suciedad, ¡perdón!, sociedad. 




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Resultado de soltar un micrófono, mezclar ron con pitillos, y combinarlos con unas ganas tremendamente nulas de salir fuera y encontrarme con cualquiera.

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